viernes, 1 de mayo de 2009

Tratar la E.M.

Aunque en la actualidad no existe ningún tratamiento curativo para la EM, sí es cierto que se han logrado grandes avances durante los últimos años.
Por un lado, se dispone de un arsenal terapéutico compuesto por:
-fármacos que pueden reducir la tasa de brotes y retrasar la progresión de la enfermedad;
-agentes que, utilizados durante los brotes, pueden ayudar a reducir su gravedad;
-medicamentos y otras alternativas terapéuticas que, aunque no son específicos para la -esclerosis múltiple, han demostrado eficacia en ciertos contextos.
-Por otro lado, existe una amplia gama de terapias de apoyo para el tratamiento de muchos de los síntomas experimentados por los pacientes con EM.

En caso de brote o recaida se usan corticoides que evitan que el brote siga avanzando.Para tratar la E.M. en sí existen varios tratamientos como el interferon-beta(rebif 22 o rebif 44) copaxone,etc.Suelen ser efectivos.He de decir que estos mencioandos ultimamente son por via cutanea el R-22 y el R-44 se inyecta 3 veces por semana y el copaxone todos los días.

La verdad que es un hecho incomodo el tener que ponerselo todos los días o 3 veces a la semana pero hasta el día de hoy es lo que hay.

En mi caso por ejemplo lo tenía que hacer 3 veces por semana(R-44)pero me tuvieron que quitar ese tratamiento debido a que me hacia daño en el hígado.Es uno de los efectos secundarios posibles por eso hay que hacer analisis de sangre cada 3 meses.Aunque esto no te tiene porque pasar.A muchisima gente le va bien.

Bueno veamos otras formas de tratar la E.M. y no me refiero a los medicamentos sino a terapias que se deben realizar en caso de haber sufrido una recaida o brote severo.

Fisioterapia y terapia ocupacional
El objetivo del fisioterapeuta y/o el terapeuta ocupacional es ayudar al paciente a realizar actividades de la vida diaria de la forma más fácil posible, y por lo tanto, mejorar su calidad de vida. El método para tratar la EM es algo diferente, comparado con la mayoría de los casos que trata el fisioterapeuta, donde el paciente ha sufrido alguna lesión y el tratamiento está diseñado para ayudarle a volver su estado normal. La EM se caracteriza por un nivel de discapacidad que va aumentando progresivamente; así, el trabajo del fisioterapeuta consistirá en hacer llegar al máximo la habilidad funcional del paciente. Esto se logra mediante la educación, el ejercicio, los tratamientos específicos y el aporte de ayuda cuando sea necesario. Un paciente hospitalizado puede empezar un ciclo de fisioterapia seguido por una cuidada evaluación; posteriormente podrá continuar el tratamiento como paciente ambulatorio; también se puede recibir desde el principio la terapia como paciente ambulatorio. El terapeuta ocupacional se encarga principalmente de ayudar al paciente a afrontar los aspectos prácticos de la vida con discapacidad, como la elección de una silla de ruedas, el uso de ayudas y la adaptación del hogar. Normalmente, los problemas asociados con el nivel de discapacidad que dirige el fisioterapeuta son:
-Espasticidad
-Debilidad
-Fatiga
-Mala postura

Terapia sintomática de la EM.
El Dr. Martin Landolt fue durante muchos años médico jefe de la Clínica Neurológica del Kantonspital de Aarau. Abrió su propia consulta neurológica en Basilea en abril del año 2000.
Un síntoma muy frecuente es la fatiga. Cuesta entender el hecho de que las personas con EM estén cansadas a menudo. ¿Qué aconseja a los pacientes?
La fatiga crónica es, efectivamente, una queja frecuente de las personas con EM y puede aparecer durante diferentes fases de la enfermedad. Tal fatiga puede tener varias causas, y frecuentemente es el resultado de muchos factores que actúan al mismo tiempo. Por ejemplo, una pérdida de la fuerza física y una depresión. También está la fatiga crónica en un sentido más estricto (el síndrome de fatiga crónica). Se trata de un tipo de fatiga paralizante que puede ocurrir en diferentes tipos de enfermedades, incluyendo la EM. El tratamiento para la fatiga ha de dirigirse a la causa del síntoma. Si la causa principal es la depresión, debe ser tratada correctamente. En el caso de que exista fatiga crónica en sentido estricto, es conveniente intentar cambiar situaciones y comportamientos en la vida diaria. Por ejemplo, se aconseja hacer pausas regulares y descansos en cualquier actividad que se lleve a cabo. También puede tener efectos beneficiosos un programa de ejercicio con entrenamiento muscular regular, que no conlleve un esfuerzo excesivo. La terapia con fármacos no suele ser satisfactoria. Hay estudios, que han mostrado resultados positivos tras la administración de 3.4-Diaminopiridine1 y Pemolina2 (esta última no disponible en España); también se han utilizado inhibidores de la recaptación de serotonina (o SRI, las siglas corresponden al nombre en inglés: serotonin reuptake inhibitors), en general con éxito moderado3. Los primeros resultados realmente positivos en personas con EM se obtuvieron con modafinilo, un fármaco que se utiliza para tratar la somnolencia excesiva (narcolepsia)3. El fármaco no ha sido probado suficientemente como para que su uso haya sido autorizado en todos los países. En general, lo común es limitarse a prescribir psicoestimulantes.

¿Qué es la espasticidad?
La espasticidad es un aumento en la rigidez muscular que ocurre como un acto reflejo involuntario del cuerpo. Tal rigidez se manifiesta cuando se hacen movimientos rápidos, ya sean activos o pasivos, y son la consecuencia de alteraciones en las vías nerviosas motoras en el cerebro y/o la médula espinal. La espasticidad suele estar acompañada por dolor.
¿Cómo tratar la espasticidad? Además del tratamiento con fármacos, ¿existen métodos alternativos?
El tratamiento depende del grado de la espasticidad. Los medicamentos más usados y exitosos son Baclofeno (Lioresal®) y Tizanidina (Sirdalud®). Tienen un efecto central, es decir sobre las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal. Esta medicación requiere un comienzo lento y un aumento progresivo de la dosis. De otro modo, puede producir efectos secundarios, como debilidad muscular y fatigabilidad. Recientemente se ha descrito que los fármacos derivados del cannabis poseen efectos antiespásticos. Hay estudios en marcha para caracterizar bien estos efectos, pero aún no existe experiencia con este método. Otra opción terapéutica, en los casos en que se pueda localizar bien la espasticidad y no está muy extendida, son las inyecciones de toxina botulínica en los músculos afectados. El efecto generalmente dura en torno a los 3 meses y es entonces cuando se requiere una nueva inyección. La fisioterapia constituye un método para relajar la musculatura y recuperar el movimiento que no requiere fármacos. Hay varias posibilidades: calor/frío, gimnasia terapéutica, Bobath, etc.). Como en los casos de espasticidad las secuencias del movimiento involuntario normal se ven alteradas, los ejercicios de coordinación también son importantes. El ponerse de pie durante ciertos periodos de tiempo (aunque sean cortos) de manera frecuente, puede ayudar a contrarrestar las contracturas y la osteoporosis; además, se reduce el riesgo de una trombosis venosa en la pierna.

¿Qué aconseja a los pacientes con EM que sufren depresión?
La depresión es muy común entre personas con EM, aunque no más frecuente que en personas con otras enfermedades crónicas debilitantes caracterizadas por un deterioro permanente y opciones terapéuticas limitadas. La pregunta que siempre surge cuando existe depresión es si se trata de una reacción a la enfermedad (depresión reactiva) o si es un síntoma complejo que se desarrolla antes o después del desarrollo de la EM. La opción más probable es la depresión reactiva. Las medidas a tomar dependen de la severidad de la depresión. Los fármacos antidepresivos más antiguos suelen tener reacciones adversas indeseables, como fatiga o trastornos de la vejiga, que pueden ser problemáticos en personas con EM. Con los fármacos nuevos se han solucionado muchos de estos problemas. A menudo se necesitan también medidas psicoterapéuticas. No hace falta decir que un ambiente familiar positivo es muy importante. A parte de los servicios que prestan y los consejos que pueden dar, muchas asociaciones de pacientes de EM ofrecen asesoramiento para personas con EM y sus familias.

¿Qué aconseja a las personas con EM que sufren trastornos sexuales?
El impulso sexual funciona, hasta cierto punto, como una parte del sistema nervioso involuntario, es decir, como un reflejo. Estas rutas de reflejo pueden resultar dañadas durante el desarrollo de la enfermedad. Los trastornos de las sensaciones en la región genital pueden deteriorar las funciones sexuales normales. Como los trastornos de la vejiga, la disfunción sexual es frecuente en personas con EM, pero ni el paciente ni el médico suelen hablar de ella. En general, en personas con EM, el trastorno está es una manifestación misma de la enfermedad, y no es necesariamente “trastorno psicológico”, aunque los factores psicológicos pueden jugar un papel esencial al afrontar la enfermedad. Para los hombres con problemas de potencial sexual, el Sildenafilo (Viagra®) puede ser una opción terapéutica adecuada, aunque no se han realizado estudios a gran escala en relación con su eficacia en la EM. Para utilizar este medicamento con seguridad, es importante que el paciente no sufra ninguna enfermedad de corazón y que no esté tomando ciertos medicamentos, como los nitratos. Su disponibilidad en forma de pastillas constituye una ventaja importante. Existen otras posibilidades, aunque mucho menos prácticas: inyecciones en el pene antes del coito, o aparatos mecánicos como los sistemas de bomba. Ciertas quejas por parte de mujeres con EM que refieren sensaciones genitales poco agradables son más complicadas de tratar de manera específica.

Los trastornos de la vejiga pueden representar un problema en el contexto de las relaciones sociales de la persona con EM. ¿Qué tipo de trastornos de la vejiga ocurren en la EM?
Los trastornos de la vejiga son una consecuencia del daño causado en el cerebro y en la médula espinal por los trastornos inflamatorios focales. Lo más frecuente es la incapacidad para almacenar la orina durante períodos largos de tiempo. Así, la persona tiene súbitamente una fuerte necesidad de orinar y debe encontrar un servicio urgentemente. Si no es capaz de aguantar, se habla de incontinencia, que es una consecuencia indeseable de la situación. En otras ocasiones, el trastorno puede ser la incapacidad para orinar cuando uno quiere. En casos severos, puede ser necesario un sondaje vesical.

¿Cómo se tratan los trastornos de la vejiga? ¿Existen medidas preventivas, como el entrenamiento pélvico?

En los trastornos de la vejiga, primero se debe descartar que la causa sea una infección, en cuyo caso hay que tratarla. Los trastornos de la vejiga más frecuentes en personas con EM son la incontinencia y la urgencia (urgente necesidad de orinar). Se puede tratar con medicamentos y también mediante una capacitación de la vejiga, que implica ser consciente de los intervalos entre micciones, anotar esta frecuencia y adaptarse a la misma para evitar la pérdida de control. En los casos leves, un cambio en los hábitos en la ingestión de líquidos puede resultar de ayuda: por ejemplo, reducir la cantidad de líquido tomado por la noche, así como eliminar el café y el alcohol de la dieta. Existe gran cantidad de medicamentos que se pueden utilizar para tratar estos síntomas. Sin embargo, si no se puede controlar el trastorno de la vejiga con medicación y la orina residual es demasiada, se deberá utilizar una sonda de forma regular para evitar mayores complicaciones, e incluso puede que sea necesario una sonda vesical permanente. Aunque es una medida algo drástica, permite que muchas de las personas afectadas tengan la posibilidad de una vida social menos limitada. Los ejercicios pélvicos en el suelo pueden ser de ayuda en aquellos casos en los que la incontinencia sea originada por estrés. Este tipo de incontinencia, en general, ocurre con frecuencia en mujeres mayores. Pierden algo de orina ante ciertas situaciones, como por ejempo, al toser. Los ejercicios pélvicos en el suelo representan un entrenamiento voluntario de los músculos de la pelvis para mejorar el control de la micción.

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